Es como las herramientas de nuestro taller. Cada una tiene un uso específico.
Por ejemplo, piensen en un destornillador. Es útil para ajustar tornillos pero no sirve para cortar una pizza en porciones, para eso se usa un cuchillo.
Lo que acabo de escribir es claro hasta para un niño, no obstante, suele no ser muy claro para los gerentes empecinados.
Cuando han aplicado la metodología Six Sigma con éxito en un caso apropiado, y les ha redituado beneficios económicos, entonces automáticamente piensan que pueden usarlo para cualquier cosa.
¿El inodoro del baño de caballeros se tapó? Hagamos un proyecto Six Sigma.
¿El cadete perdió la lapicera? Apliquemos Six Sigma para que no se repita.
Y allí es cuando empiezan a exigirle el uso de Six Sigma para todo, a todos sus empleados, generando, errores, atrasos y desprolijidades que los llevarán a perder, en breve, lo que ganaron con el proyecto original.Y así se avanza hacia el precipicio, cortando pizza con un destornillador.